Skip to content

Muestras

REAL FAKE

Esta exhibición, con la curaduría de Hernán Giagante muestra obras del artista hechas específicamente para el espacio del Centro Cultural San Martín.

1 septiembre de 2022- 20 de noviembre 2022


Por Hernán Giagante

SIN OJOS AL PARAÍSO

Si el mundo se develara sólo en lo posible, y lo probable no fuera más que el advenimiento de una evidencia, la oposición entre verdadero y falso sería inteligible. La fórmula Real Fake perturba la paradoja lingüística entre verdadero y falso. Esta duplicidad, a pesar de su aparente enfrentamiento, se subordina a una secuencia sincrónica. La verdadera diacronía es entre esa fórmula y lo real.

Real Fake es un fraude que se nutre de un señuelo: la imagen.

Ante nuestros ojos la prueba categórica: aquello que llamamos imagen es el espejo que refleja la impotencia en dar vuelta la página de lo visible. La inhabilidad de ver lo real. La constatación de que ver es ver lo que se da a ver. Tan sólo eso. Que ver es no ver aquello que se aparta de ser visto. La afirmación, por tanto, que ver resulta en no ver. Que extirpar la mirada es condición para verlo todo, y que el regreso al paraíso es sin ojos.

Una imagen sustituye a otra imagen. Una letra a otra letra.

No existe imagen fuera del pensamiento. Es producto de él y remite, en indisoluble cadencia, a la grafía. La percepción es lectura y sólo vemos porque leemos.

La imagen contemporánea, aún onírica, transmuta percepción en lectura.

En el horizonte visual propuesto por Pabli Stein hay dos triángulos equiláteros enfrentados en perfecta simetría. Hay cuerpos retratados y que, con aguda inspiración, fundan la representación. Hay erotismo y destreza. Hay una pasarela ante los flashes de cámaras que se convierte en suelo rastrero de la intimidad. Un rojo exterior convertido en negro interior. Una mascarilla que es un antifaz, y los dos ocultando y revelando. Pintura que traza sentido al tiempo que recubrimiento de materia por más materia. Pliegues y repliegues.

Encadenamiento de imágenes que sustituyen imágenes. Totalidad indivisa que enmascara su propia falta. En toda imagen falta una imagen.

Si pudiéramos ver lo real? Al fin de cuentas, el ojo sólo ve a quien lo mira.

El ojo en la boca

Esta exhibición reúne pinturas, collages en gran formato, una escultura, un video y un gran espejo intervenido. En el marco de la exhibición, con curaduría de Irene Gelfman, se presenta “Stein, Noche abierta” un libro bilingüe que aborda una década de obra.

7 de septiembre de 2021- 6 de noviembre 2021


Por Irene Gelfman

Vivimos rodeados de imágenes que estimulan nuestra imaginación -ya sea por medio de la memoria o por la anticipación-, pero cuando nos enfrentamos a ellas no podemos dejar de preguntarnos: ¿dónde está ese otro modo de vida alternativo? El ojo en la boca nos obliga a asumir que estamos atrapados en imágenes, envueltos de una visualidad enferma que nos tienta a morir de iconicidad. Actuamos como personajes de Beckett en una eterna y absurda espera de una felicidad prometida que nunca llega. Estamos desposeídos de poder de acción y nada nos pertenece.

Pabli Stein trabaja con imágenes pertenecientes al mundo de la publicidad y la moda. Un lenguaje compuesto de palabras e imágenes que nos atrapa donde quiera que vayamos, donde quiera que leamos, donde quiera que estemos. Son representaciones cargadas de una mirada hedonista, con un afán por convertir cada sesión fotográfica en una incitación a la alegría, al sexo y al consumo de bienes de lujo. Una celebración del exceso. El artista es consciente de esta maquinaría y juega con ella de manera desprejuiciada, atrevida y desfachatada.

Una característica de la estética de Stein es arrojarse -sin miedo a los prejuicios- a trabajar con la perversidad del lujo presente en las imágenes que selecciona, donde las modelos ocupan el lugar de las diosas y musas de los cuadros renacentistas para convertirse en iconos paganos de una cultura de consumo y saturación. Sus obras evidencian la felicidad efímera del consumo y nos enfrentan a un universo donde menos no es más. Pabli Stein produce a partir de lo ya producido, resignificando los signos existentes e ingresándolos a nuevos espacios: de la pasarela y las revistas al mundo del arte contemporáneo. Hoy las cosas ya no son claras. Así como la publicidad utilizó las estrategias discursivas de la pintura al óleo europea, el arte incorporó, con su gran poder de fagocitación, al mundo de la moda. Vivimos en un nuevo modelo de hibridación, somos testigos de una época en la que se han roto las fronteras entre lo cultural y lo comercial. Y si bien nadie puede negar que el capitalismo produce horror, también tiene la habilidad de producir cosas bellas.

El ojo en la boca pone el acento en un tópico en boga, Stein nos enfrenta al gesto de tomar las imágenes que están a disposición de todxs y apropiarse de ellas para, en esa multiplicación y manipulación, concederles a cada una el valor de un original. La clave está en su mirada, en su selección, y en ese encuentro fortuito entre la imagen publicitaría y su ojo. El azar entra en juego en el proceso creativo. Stein recorta, interviene y confecciona. Su gesto reside en las sutilezas, en velar con pequeños dripping de pintura, aerosol, capas de material, brillantina y recortes mínimos. Cada imagen con la que trabaja el artista, de por sí, está cargada de deseo, pero un deseo que ahora tiene una doble distancia por la imposibilidad de la concreción de esa promesa de felicidad y por la veladura que el artista coloca. La propuesta reside en mirar lo que queda visible, convocando lo que ha desaparecido, examinando los rastros, las huellas que el artista deja en ese (mismo) acto de ocultar.

 

La Piel Traslúcida

La primera exposición pública del artista en España presenta 8 pinturas de gran formato expuestas en Haimney Gallery en el pintoresco barrio de el Born, en Barcelona.

5 de septiembre de 2019 - 20 de octubre de 2019.



Por M.S. Dansey

Fascinado con las imágenes de las revistas de moda, Pabli Stein las toma por asalto, las hace suyas, sin dudas como una excusa para dar rienda suelta a su otra pasión, la pintura. La reconstrucción figurativa de esa imagen que lo obsesiona es una tarea que emprende con la dedicación religiosa de los pintores. Pero la imagen nunca llega a configurarse del todo, no llega a ser copia fiel de su modelo, porque en ese proceso, como sucede en el ejercicio de los placeres, uno nunca sabe dónde ni cómo se termina.

Stein emprende la tarea como un acto físico. La tela, que al principio sirve de lecho para el amor, al final delimita la escena de un crimen. Un crimen pasional, está claro eso. Y en este punto vale abrir un paréntesis y decir que cuando el sistema de arte está gobernado por un conceptualismo que bordea lo impersonal, esta libertad sensitiva se lee como una declaración de principios. No se trata de un acto automático, puramente emotivo. Se entrega a sus instintos, se deja llevar, se pierde; es cierto. Pero la suya es una entrega con los ojos bien abiertos, en la que el artista va examinando su práctica y como todo buen amante, permite que el tiempo transcurra suave, intenso. No sigue la lógica binaria que solo reconoce modo activo/pasivo. Se entrega al interregno de tensión que le provoca su objeto de deseo.  Su pintura responde a una pulsión primaria, la del taller; una suerte de incepción entre el artista y su modelo, de la que surge una imagen fresca, potente, desinhibida.

Sentimientos Encontrados

Una muestra grupal presentada por Quimera Galería. Dos obras del artista aparecen en la sala.

12 de noviembre de 2020 - 28 de febrero de 2021

STEIN (obras recientes)

Nuevas pinturas de Stein de la serie “noche abierta” con curaduría de Eduardo Stupia en la galería OTTO en el barrio de recoleta, en Buenos Aires.

19 de mayo de 2017 - 18 de junio de 2017



Eduardo Stupia, Abril 2017.

En la pintura de Pablo Stein parece manifestarse, o producirse, un cierto estado de conflicto, de conflagración entre elementos que pugnan por prevalecer unos sobre otros, sin que ninguno aparezca en última instancia como dominante. Y esto puede deberse a una decisión ordenada, a un programa estructural, o bien ser consecuencia de una cualidad interior del artista, debatiéndose entre fuerzas, magnitudes y movimientos que irrumpen y retroceden indistintamente en el territorio de la conciencia práctica pictórica, y que hacen del soporte y del lienzo una suerte de campo de batalla. Inequívocas figuras invariablemente femeninas y casi siempre de espaldas, o bien mostrando de soslayo un terso semiperfil, elaboradas a mitad de camino entre la referencia y la síntesis geométrica, a veces se metamorfosean en siluetas informes, en bultos extrañamente voluptuosos, y sobreviven forzadamente al embate de una convulsionada exudación de pintura chorreada, sopleteada, en una pelea disrruptiva de gruesas tachaduras, salpicaduras y brochazos. Si hubiera que ensayar una taxonomía de esos componentes, podría verse que provienen tanto de fuentes iconográficas muy pregantes e identificables – la retórica y los manierismos de la fotografía de modas, la estilización figurativa – como de diversos géneros y técnicas – la abstracción matérica,los prototípicos trazos, manchas, pinceladas salvajes y derrames de la action painting – y que también se nutren de términos que suelen concebirse como contrapuestos, en una polaridad donde el dilema, o la dialéctica, entre la acción y la reflexión vuelve a ser protagonista. Las texturas y los pigmentos, lo fluído y lo denso, lo corpóreo y lo atmosférico, el contraste y la mezcla, lo visible y lo ocluído, se unen y se separan, se coagulan y se diluyen, como los humores y las sustancias de una alquimia secular que se disputa la fisonomía temática y semántica de cada pieza, haciendo que sea ocioso, o imposible, detectar cual es la filiación última de ellas, como no sea la del choque de modalidades y estímulos si no opuestos, al menos dispares. Cuando aborda el collage de y sobre papel, y a pesar de seguir captado por esta distópica sintonía, Stein encuentra en ese medio una variante más moderada, como si el temperamento que exhibe en sus pinturas le impusiera ahora una pausa, un respiro, entre papeles de color cubiertos de purpurinas, hojas de calco empleadas como veladuras – equivalentes a las vaporosas nubes de acrílico que nublan los planos -, y fotografías disueltas en recortes mutilados sobre las que irrumpen de repente disparos de aerosol. Aquí se abre paso una zona de engañoso formalismo, donde los fervores paroxísticos dejan paso a una sensibilidad más elegante, menos desbordada. Y a la vez, en este terreno deliberadamente restringido, oculto tras una discreta decoratividad, y en los residuos de imágenes alteradas en sonoros efectos de superficie, acecha el rostro más puro, filoso y palpitante de un pintor pulsional y turbulento que, circunstancialmente recluído, prepara el momento de volver a la carga.

Color Oculto

Una importante exposición individual de 16 pinturas

20 de octubre de 2015 - 21 de diciembre de 2015



Introducción al catálogo por Eugenio Cuttica, 2015.

Pocos pintores logran un equilibrio entre los dos hemisferios. Una simbiosis energética entre la abstracción y figuración. Pabli Stein es capaz de lograr una síntesis entre lo que comúnmente se define como entes opuestos irreconciliables. La gestualidad sanguínea y hepática del artista logra crear vasos comunicantes entre la parte emocional y los canales intelectuales y demuestra la completud y su posibilidad.